Iván C. Montecinos*
Una mañana cuando compraba el periódico a Carlitos, un muchachito de apenas 12 años, que diariamente madruga junto a su padre para ayudarle en la faena de proponer los diferentes rotativos a los automovilistas que hacen el alto obligados por el semáforo de una transitada arteria de la capital, me topé con una situación bastante engorrosa.
El pequeño voceador, con la viveza que caracteriza a un experto en proponer su mercancía, me dijo: “¿va a llevar el diablo de hoy?” En un primer momento quedé sorprendido y le pregunté por qué lo llamaba así, y con la ingenuidad que caracteriza a un niño de su edad me contestó: “es que muchos compradores así me dicen, dame el diablo de hoy”.
Aquella ocurrencia me causó risa, pero lo que no esperaba fue la pregunta que a rajatabla me lanzo el pequeño: “¿y usted sabe por qué le dicen diablo de hoy?” En un primer momento quedé turbado, ya que era difícil darle una respuesta que él pudiera entender.
Y lo que se me ocurrió fue echar mano de la mitología salvadoreña, como hacían nuestros abuelos cuando les preguntábamos algo difícil, hacían alusión a la ‘Carreta Chillona, La Siguanaba, El Cipitío’ y otros, y le contesté lo siguiente: Le dicen el “diablo de hoy”, porque el dueño de este periódico ha hecho un pacto con el diablo, “¿el que?” me dijo el ‘cipote’, con los ojos agrandados por el susto “¡Ha hecho pacto con el diablo!”, y luego agregó “eso quiere decir que le ha vendido el alma a Satanás para ser rico, con razón cuando nos vienen a dejar el diario al bajarlo del camión todavía viene calientito”... En eso estábamos cuando el pito estridente de un carro de lujo llamó su atención y corrió, como un conejito, para hacer una nueva venta, con lo que se interrumpió aquella amena charla.
Luego continué con mi acostumbrada caminata matinal y me daba vueltas en la cabeza la corta plática con el pequeño voceador y comencé a reflexionar que la respuesta que le di, sin querer queriendo, creo fue la más acertada.
La razón de pensar de esta manera es la siguiente: “El diablo de hoy”, como lo llamó Carlitos, realmente es un periódico que solo teniendo pacto con Satanás, se puede concebir que sea un medio tan poco profesional con unos editoriales que ofenden la inteligencia como cuando se refieren al fallecido Ex Presidente José Napoleón Duarte, donde vierten su odio a este personaje con saña y poniéndole epítetos vulgares.
Estos editoriales en muchas ocasiones dejan plasmado su malestar contra mandatarios como los de Venezuela, Bolivia y Nicaragua a quienes tratan de la manera más irrespetuosa, sin importarle que son mandatarios de países amigos, nombrándolos con apodos salidos de una mente perturbada. Peor es cuando se refieren a los personajes políticos de oposición, concretamente del FMLN.
Algunas veces no se le escapan ni altos personeros del Gobierno como Evelyn Jacir de Lovo, encargada de la defensoría del consumidor, a quien en varias ocasiones han atacado fuertemente con irrespeto.
También hay que recordar los ataques viscerales a la Universidad de El Salvador. En fin en este medio se ataca hasta las flores de pascua, por su color rojo.
Reclutamiento de izquierdistas arrepentidos
Por esta razón es difícil entender para la opinión publica, cómo un periódico de derecha recalcitrante, anticomunista a morir tenga que recurrir a reclutar izquierdistas arrepentidos, que en el momento de la guerra algunos cargaron un fusil y se decían “verdaderos revolucionarios” y hoy ponen su “intelecto” al servicio de un periódico, que más parece un catalogo de anuncios publicitarios por lo que debería ser regalado y aún así obtendrían jugosas ganancias.
Esto solo es posible comprenderlo, si hay una fuerza satánica detrás. Si a esto le agregamos como un pueblo de gran arraigo cristiano compre un periódico donde se ha ofendido la memoria del arzobispo Oscar Arnulfo Romero y otros sacerdotes como los jesuitas y de otras denominaciones, solo por el hecho de optar defender a la clase más pobres y humilde, realmente tiene que ser cosa del diablo.
No hay ninguna duda que el diario de hoy es un medio diseñado para cumplir los caprichos de una persona que se ha quedado enclavada en épocas remotas, que no entiende los cambios de los nuevos tiempos donde las empresas periodísticas deberían desligarse de los patrimonios familiares para desarrollarse profesionalmente como medios al servicio de la justicia y la verdad, que no les interese una determinada clase política, empresarial o social, desnaturalizando así, la noble labor del periodismo y su obligado respeto a la ética.
Cobertura de la guerra
La actitud de este tipo de periodismo, como el que hoy nos ocupa es bien delicada, ya que no sólo despotrica y miente en sus páginas editoriales, pues este tipo de medios por su arraigo nacional con el pasar del tiempo son referentes históricos y para el caso traigo a cuenta el ejemplo de la cobertura en la pasada guerra civil, donde este medio y otros, enfocaron la noticia diaria desde un punto totalmente parcializado.
Para ellos solo existió la “noble Fuerza Armada” y “los delincuentes terroristas del FMLN”, y debido a ese sesgo informativo no le dieron cobertura a hechos importantes como la obligada huida de millares de personas de sus lugares de origen debido a los bombardeos de aviones o artillería militares, o por la fuerte represión de los anteriores cuerpo de seguridad gubernamental que los obligaba a refugiarse en zonas de la frontera con Honduras o irse a los refugios que habilitó la iglesia católica en distintos lugares del país.
Tampoco publicaban los horrendos crímenes producto de los Escuadrones de la Muerte y que a diario aparecían por centenares en las carreteras, caminos y zonas como el área de la lava del volcán de San Salvador, mejor conocido como El Playón.
Se olvidaron de la angustia que pasaban miles de familiares que buscaban afanosamente a sus parientes desaparecidos y lo que encontraban era el desprecio y la burla de las autoridades militares y mal llamados organismos de seguridad publica.
Hoy, recuerdo cuando en las sedes militares presentaban a un “delincuente terrorista” capturado por sus actividades, y los medios tenían reporteros que actuaban a veces mejor que los interrogadores policiales y torturaban a preguntas a los indiciados, que aún no habían sido enjuiciados.
Distinto fue el trabajo que realizaron periodistas y corresponsales de las agencias, periódicos, cadenas de televisión, revistas y otros medios internacionales, aunque en aquel entonces algunas estaciones de radio nacionales, que contaban con jóvenes reporteros intentaban ejercer un periodismo profesional, responsable y apegado a la ética.
Lastimosamente por la falta de un relato serio de los hechos de la época, no ha sido posible poner en evidencia esa actitud nada profesional de algunos medios y la realidad aparece totalmente distorsionada, por lo que urge recuperarla.
Por otra parte, como se avecina la próxima coyuntura electoral del 2009, es fácil presagiar que el diario aludido y que popularmente muchos identifican como “el diablo de hoy” y otros medios afines a la derecha vendrán, como me dijo el pequeño voceador, “calientitos” y hasta con olor azufre, porque el pacto con el diablo parece más fuerte que nunca.
*Periodista, colaborador de Raíces.
(El Diablo de Hoy es el periodico MAS MIERDA de El Salvador, vale verga!)