Honduras esta cambiando. En 1981, Ronald Reagan impuso la democracia desde afuera, cediendo el paso a una constitucion que minimizaba la participacion cuidadana en las decisiones de su gobierno, y a un proceso que reprimia y decapitaba los movimientos sociales liderados por trabajadores, campesinos y estudiantes, quienes buscaban que sus voces fueran escuchadas. Casi tres decadas despues, mientras el presidente Zelaya se encaminaba hacia la reforma, subiendo el sueldo minimo de casi $0.50 la hora a casi $1.20 la hora, e intentando crear mecanismos para la participacion del pueblo en su gobierno, la elite hondureña previamente fragmentada se unio para sacarlo a la fuerza.
Esa misma elite y una clase media hondureña profundamente "colonizada" pensaron que los Estados Unidos y otros miembros conservadores de la comunidad internacional avalarian este paso antidemocratico. Ese fue su primer mal calculo. Su segundo mal paso fue asumir que el pueblo hondureño historicamente aquiescente, se callaria y aceptaria las ordenes de sus superiores economicos y sociales. Resulto ser todo lo opuesto.
Inmensas masas de hondureños estan respondiendo con ira e indignación, negandose a aceptar las mentiras de los líderes golpistas y de sus propagandistas. Con sombreros vaqueros y variados tonos de piel, han marchado. Con música, teatro y tostadas de banana, han protegido a los pocos periodistas y medios de comunicación que han permanecido independientes a pesar las amenazas e la intimidación. Por ejemplo, Natalie Roque, una joven historiadora encargada del archivo del periódico nacional, scaneo viejos periódicos y los coloco en Facebook para que sus amigos supieran acerca de el intento de Micheletti de convocar una asamblea constituyente (el mismo crimen del que acusa a Zelaya) en 1985; que el cardinal Oscar Andrés Rodríguez ha estado recibiendo un sueldo de $5,000 dólares del gobierno desde el 2001; y que el jefe militar Romeo Vasquez Velázquez fue convicto de liderar una banda de roba carros en febrero de 1993. Después de publicar varios momentos vergonzosos del pasado de los líderes golpistas, incluyendo la vez que Micheletti fue arrestado por estafar pasajeros de sus buses, Natalie fue despedida.
Y cuando el reconocido caricaturista Allan McDonalds fue arrestado por protestar el golpe, muchos caricaturistas del mundo se unieron en apoyo, satirizando en sus periódicos locales el traspaso de mando antidemocrático sucedido en Honduras.
Cuando el gobierno golpista corto la electricidad de las zonas rurales del sur de Honduras, los campesinos sintonizaban en sus radios AM las transmisiones de Nicaragua y El Salvador, evadiendo así la "ofensiva" de los medios hondureños que transmitían novelas, juegos de fútbol viejos, sermones de "paz" y "democracia". O cuando agentes de investigación criminal policiaca fotografiaban a los manifestantes para intimidarlos. La fotografía puede ser usada como una forma de dominar y para naturalizar las desigualdades sociales, pero en Honduras también se esta usando para documentar la represión, haciendo visible lo que el gobierno golpista le gustaría ocultar al mundo.
Estamos siendo testigos de un despertar democrático del pueblo hondureño. Esta vez, si se restaura la democracia, vendrá desde abajo para arriba, de estudiantes universitarios acampando para proteger periodistas, de trabajadores con cámaras digitales baratas, de campesinos que atraviesan montañas y desobedecen estados de sitio para decirle a las elites: "Hey! Así no es como se conduce la democracia".
La nueva cultura política liberal hondureña que se presenta en este momento no sale de la nada. Sus elementos estuvieron ahí desde el principio. Desde 1837-1849, seguida la independencia de España, los indígenas Lencas de Texiguat lucharon en el ejercito de San Francisco Morazan por una Federación de Estados Centroamericanos. En 1954, mientras los trabajadores y artesanos, hombres y mujeres, se negaban a cargar bananas en los barcos que ahora pertenecen a las compañías Chiquita y Dole Fruit, nació una nueva cultura política. En los años 70s, se formulaba una visión de democracia hondureña, cuando los campesinos luchaban por la reforma de las tierras y por dignidad. La visión no era de libertad ilimitada para unos pocos e imitación del principio de igualdad para las mayorías, mas bien, los campesinos insistían en que la libertad y la igualdad no debería ser maltratada por las elites y sus financistas estadounidenses. Ahora en el 2009, luego del golpe de estado militar orquestado por la elite comercial y bendecido por los líderes de la iglesia evangélica hondureña y la jerarquía de la iglesia católica, aceptado por muchos en la pequeña clase media hondureña, y fríamente denunciado por los Estados Unidos, el fantasma de los indígenas de Texiguat, las fincas bananeras del Progreso, y los campesinos de Tocoa, vuelve para encantar el presente momento.
Si el pueblo hondureño logra derrocar al régimen golpista para restituir su presidente democráticamente electo, este será el momento en que nace la democracia hondureña. Esta vez el pueblo esta luchando, no por una "plutocracia" disfrazada de "democracia", sino por un sistema de gobierno que sea del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.
Esta no es una lucha que se gana fácilmente. Las elites y el gobierno golpista tienen sus fusiles apuntando hacia aquellos que se les oponen. Se están imponiendo estados de sitio que restringen la libertad de la gente de transitar libremente dentro de su propio país. Los manifestantes pacíficos contra el régimen antidemocrático están siendo golpeados, intimidados, y en algunos casos, asesinados.
El 2 de Julio, el periodista Gabriel Fino Noriega, fue primeramente amenazado por reportar sobre la resistencia popular contra el golpe, después fue asesinado. El 11 de Julio, Roger Ivan Bados González, miembro del partido izquierdista Unificación Democrática (UD) fue ejecutado en su propia casa por un grupo de hombres uniformados. Un día después, otro líder del UD, Ramón García,regresaba de una manifestación contra el golpe cuando fue secuestrado de un bus, luego fue asesinado. El 5 de Julio, yo escuche los disparos que le quitaron la vida al joven de 19 años, Isis Obed Murillo Mencias. Le tome fotos a la poza de sangre que quedo tras el. Y cuando el periódico hondureño "La Prensa", publico la foto de Murillo cuando estaba siendo cargado, habían alterado la foto y habían removido los chorros de sangre que emanaban detrás de su cabeza; pero en la vista publica y ahora en la mira internacional, gentes en otras partes del mundo vieron como goteaba la vida de la cabeza del muchacho. Cada día, los asesinatos, físicos y simbólicos, continúan.
En Honduras, la derecha ha mantenido a las masas de gente pobre bajo control, no con asesinato indiscriminado, sino por medio de represión cuidadosamente apuntada a decapitar a los movimientos sociales.
Durante de la guerra fría, escuadrones elites del ejercito de Honduras, con asistencia directa de Estados Unidos, reunían información y buscaban a líderes de grupos que clamaban por justicia y los eliminaban sistemáticamente. Esta represión "quirúrgica", frecuentemente falla a encender la llama de la ira en la comunidad internacional y permite que la elite hondureña continúe gobernando el país con poco respeto hacia los pobres y menos respeto a las instituciones democráticas del país.
Mientras el fantasma de los caídos en la larga lucha por una Honduras mas justa regresa para encantar el presente momento, la elite hondureña debe estar preocupada de que esta vez se les paso la mano. Mientras los defensores del golpe invocan a Gandhi, M.L.K, e Israel en su absurdamente "piadoso" intento de mantenerse en el poder, ellos suenan cada vez mas y mas como caricaturas.
Esta vez el pueblo hondureño no será tan fácilmente intimidado. Esta vez no están aceptando la desnutrida y excluyente forma de "democracia" que les ha ofrecido el régimen de Micheletti. Esta vez están demandando, no solo la restitución de su líder electo, sino una democracia participativa que responda con acción concreta a su larga y olvidada miseria.
Pero ante el muy posible escenario de que el gobierno golpista se mantenga hasta las elecciones en Noviembre, las heridas impuestas en el cuerpo político hondureño solamente se profundizaran. Los principales candidatos, Elvin Santos y Pepe Lobo, seguirán adelante con sus campañas tratando de dejar atrás el golpe y buscando darle legitimidad a las elecciones. Mientras tanto, el actual gobierno seguirá con sus actos de apuntada represión, callando disidentes a la fuerza, y desarticulando el amplio movimiento de oposición que se solidifica con las demandas de restaurar la democracia en Honduras. Esta inesperada apertura en la cultura política hondureña quedara sellada.
Ojalá esta vez, en este momento de definición, los Estados Unidos estén del lado de los hondureños pobres que luchan por una democracia basada en principios de libertad e igualdad. Esto le daría substancia a la promesa del presidente Obama de forjar una nueva relación con América Latina.
Samuel
1 comment:
Yo pienso,que la resistencia hondurena,deberia de pasar a otra etapa mas agresiva,para combatir a los Gorilas hondurenos,pues igual que los Gorilas salvadorenos son todos "MADE IN USA".Una etapa mas agresiva podria ser "UNA HUELGA GENERAL DE BRAZOS CAIDOS".A estos Gorilas Cerotes no hay que darles tregua,porque sino,se ban haber tentados de repetir el golpe de estado en otro pais.
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